El día 26 de abril, desde la Fundación Cepaim y con la colaboración de Francisco Javier Elías Castilla, un profesional con amplia experiencia en lo social que mezcla su afición a la percusión flamenca, se organizó una actividad en la que participaron los grupos de 1º de ESO del Instituto José Antonio Fernández Muriel (Lepe), y en la que se pudieron entrever los dotes musicales y artísticos de muchas de las personas que se encuentran actualmente en el centro educativo (entre ellas, parte también del profesorado).

La actividad consistió en una serie de talleres de convivencia que hemos llamado: Comunicajoneando; y fue desarrollada gracias al Programa Escuela y Diversidad: La mediación intercultural en el ámbito educativo, financiado por la Consejería de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía (Delegación Territorial de Educación, Deporte, Igualdad, Políticas sociales y Conciliación de Huelva) en colaboración con el Programa para la promoción de la integración y la convivencia intercultural en el ámbito educativo. Financiado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Secretaría de Estado de Migraciones. Dirección General de Atención Humanitaria e Inclusión Social de La Inmigración. Cofinanciado por la UE.
En los talleres, se habló de la procedencia de un instrumento ampliamente conocido en el mundo del flamenco y de las tradiciones españolas como es el cajón. Y para hablar de él nos tenemos que remontar a África y Perú. Algo que, sin duda, muchas personas desconocen. A través de los cajones flamencos, fabricados especialmente para la ocasión, gracias al aporte del constructor Pepote Percusión, quien regaló 4 de estos cajones especiales a CONVIVE Fundación Cepaim hace algún tiempo, y quien de nuevo ha prestado otros 20 cajones, para que el alumnado disfrutara de la sesión, pudimos hablar sobre los diferentes estilos de comunicación que existen a la hora de relacionarnos: agresivo, pasivo y asertivo.
Además, se fueron identificando los elementos que deben forman parte de esa cadena comunicativa para que el mensaje, enviado por el emisor, pueda llegar al receptor; el papel tan determinante que juegan las interrupciones, muchas veces impidiendo que esa comunicación pueda darse de forma efectiva; y, se utilizaron diferentes tonos de gravedad, para, metafóricamente con el sonido de los cajones, hablar sobre comunicación y la necesidad de practicar la escucha activa, también en los momentos más difíciles, como son los enfados o discusiones.
La sesión, como no podía ser de otra manera, culminó con una cajonada de todo el alumnado, en grupos de 20 en 20, y dirigidos por el artífice de la propuesta y colaborador: Francisco Javier Elías.
La experiencia fue muy satisfactoria y tanto profesorado, como alumnado y organización disfrutamos de ver cómo, poco a poco, el gran barullo inicial, se armonizaba e iba cogiendo el compás de los ritmos y tiempos que se iban marcando, y finalmente, pudimos ver cómo los cajones flamencos, unos con otros, tal como ocurre en una buena conversación, parecían mantener una comunicación fluida y amable.