En el proyecto + Que Emple-a trabajamos el ámbito de la mediación intercultural como puente cultural y lingüístico, para promover la convivencia intercultural y las relaciones positivas.
Desde la entidad, se apuesta firmemente por el papel de la mediación intercultural y del profesional de mediación intercultural como un agente clave para la incorporación de la población migrante a la sociedad española.
El rol de un profesional que hace de nexo previene e interviene en conflictos vinculados al origen cultural diverso siendo fundamental para que los procesos de inclusión de las personas migrantes sean exitosos.
El proyecto cuenta con un gran equipo de profesionales formado por 12 mediadores y mediadoras interculturales que trabajan en los 12 municipios de la Región de Murcia que participan en el proyecto.
El objetivo de las sesiones de mediación intercultural es el conocimiento e integración en el entorno de manera presencial y vivencial, la contextualización y conocimiento del territorio que se habita, la resolución de conflictos, los espacios de encuentro y la mediación lingüística.
“Entendemos el Desarrollo Comunitario desde la mediación intercultural como un proceso de participación y gestión de la diversidad cultural, delimitado en un territorio, para la creación y desarrollo de relaciones constructivas de carácter intercultural entre los actores que conviven en él (población, recursos técnicos, administración, medios de comunicación y tejido empresarial) cuya finalidad es la generación de cambios que conduzcan a la cohesión social y la convivencia y, por ende, promuevan la mejora de las condiciones de vida de las personas que lo habitan, impulsando la coordinación y la generación de vínculos entre las personas, los recursos, los profesionales y las administraciones”.
María Lorente, coordinadora del equipo de mediación, acerca importancia de la mediación intercultural en el proyecto y en la propia Fundación
Mediante las intervenciones de mediación intercultural se trata de fomentar aspectos como la autonomía, para que las mujeres formen parte de la comunidad a la vez que tienen la libertad e independencia para expresar sus opiniones y manifestar sus creencias, el respeto y la empatía y el desarrollo de habilidades sociales para conseguir una comunicación sana y fluida entre los miembros de la comunidad.
“Me ha sorprendido lo implicadas e interesadas que se han mostrado las mujeres participantes desde el primer momento, ha habido mucha cohesión en el grupo y se ha creado una gran red de apoyo entre ellas. A pesar de tener distintos idiomas y culturas, se miran y se entienden”. “Es interesante el resultado de generar espacios de encuentro y observar como de forma natural se genera un acercamiento entre culturas, un enriquecimiento mutuo y un intercambio de conocimientos entre mujeres y entre culturas”.
Ana Marín, mediadora intercultural, hablando sobre la dinámica de grupo
“En las formaciones que imparto hablo en dos idiomas, en árabe y en español, a pesar del esfuerzo que las participantes hacen por expresarse en español, su mayor obstáculo es el idioma. Son muy activas y tienen muchas ganas de participar, de opinar y de contribuir, pero se encuentran con la barrera idiomática”. “Las propias participantes me han manifestado su interés y necesidad de aprender español. Ya que el proyecto se trata de una experiencia piloto donde identificar problemas y necesidades y proponer soluciones, tal vez en próximas ediciones se pueda instaurar en aquellos municipios donde se requiera, un programa de clases de español para superar el obstáculo del idioma” “Coincido con la compañera Ana Marín en destacar el respeto e interés que han mostrado entre sí las mujeres y por las diferentes culturas de las componentes del grupo. Muchas de ellas no habían tenido oportunidad de participar en un ambiente intercultural, tenían desconocimiento del barrio, del entorno y del tiempo libre más allá de los parques o centros comerciales, pero ahora están informadas y saben acceder a los distintos servicios públicos y privados, se sienten más integradas y se muestran muy agradecidas de estar participando en este proyecto”.
Mohamed Boudraa, mediador intercultural
CONVIVE Fundación Cepaim es una organización que cree en un modelo de gestión basado en el interculturalismo. Esto supone una convivencia real entre las diferentes personas que habitan un territorio, un reconocimiento mutuo que el perfil de mediador intercultural viene a reforzar y facilitar.
Por ello la vinculación del profesional de mediación con la persona participante de origen diverso, y su papel de puente con los recursos sociales normalizados que prestan servicios a la población general (bibliotecas, servicios sociales, colegios, institutos, centros sanitarios, etc), cristaliza en un empoderamiento de este perfil de población que tiene la posibilidad de participar como ciudadanos/as de pleno derecho en la vida comunitaria de los territorios.