En el actual contexto de crisis de valores, social y económica nos enfrentamos al riesgo de convertir a la inmigración y a las personas inmigrantes en el chivo expiatorio de las causas de la crisis, cambiando los avances en las políticas y las percepciones que la ciudadanía tiene de la inmigración y de los inmigrantes, pudiendo retroceder en poco tiempo una parte importante de lo andado en materia de integración y convivencia en nuestro país en base al trabajo compartido de los diferentes gobiernos y los diferentes actores sociales.
Nos situamos en Europa ante un resurgimiento de los estereotipos, las generalizaciones, las actitudes xenófobas hacia los otros diferentes, acreditando la necesidad de volver a colocar en la agenda política y social, como prioridad apremiante, la de garantizar las inversiones en los procesos de construcción de una necesaria convivencia entre las personas que representamos valores culturales diferenciados en nuestras ciudades.
Desde Cepaim queremos afirmar que nos equivocaremos si en el contexto actual seguimos centrando el punto de mira de nuestras políticas migratorias, básicamente, en la gestión de las fronteras exteriores y no cambiamos el foco, hacia la gestión de las nuevas fronteras interiores que se están creando en nuestras ciudades, en el paisaje de nuestros barrios segregados, en donde confluye la realidad de la multiculturalidad y la exclusión.
Debemos apostar, también en época de crisis, por una política migratoria que ponga el acento en construir los procesos de integración intercultural, fabricando el edificio de la convivencia entre personas de diferentes culturas, en las ciudades y en los barrios, creando vínculos, redes sociales, espacios de relación y comunicación entre la población autóctona y la inmigrante y gestionando los conflictos, no ocultándolos, de esta forma podremos avanzar colectivamente.
No invertir en el actual contexto de crisis en estos procesos de construcción de la convivencia, de eliminación de las fronteras interiores entre diferentes, y no hacerlo trabajando en red, en alianza entre diferentes actores públicos y privados, construyendo sinergias y complementariedades entre las administraciones públicas y la sociedad civil, articulada en las organizaciones sociales del tercer sector de acción social, se convertirá en un error colectivo del cual nos arrepentiremos en un futuro cercano, teniendo que afrontar problemas de convivencia que no supimos prevenir y gestionar de forma adecuada.
Seguir apostando por las políticas de integración, por la convivencia intercultural, la lucha contra el racismo, la xenofobia y la discriminación en el actual contexto, es una necesidad, una inversión, no un gasto y un bien necesario que permitirá construir escenarios de cohesión social y un grandísimo desarrollo desde la diversidad.