Ante las próximas elecciones al Parlamento Europeo del 9 de junio de 2024, nos encontramos en un punto de inflexión crítico para el futuro de Europa.
Este periodo está marcado por el resurgir de voces que, alimentadas por discursos de odio y xenofobia, buscan profundizar las divisiones en lugar de tender puentes. Además, la adopción del nuevo Pacto Europeo sobre Migración y Asilo ha significado un viraje hacia políticas más conservadoras y securitarias, enmarcadas en una visión de «Europa fortaleza» que parece alejarse cada vez más de los ideales de apertura y solidaridad que una vez la definieron. En paralelo, la sombra del conflicto en Ucrania y el espectro de una Europa militarizada añaden una dimensión de urgencia y gravedad a los desafíos que enfrentamos. (...)