La excursión partió de Cartagena desde el Barrio de San Antón a la hora prevista, sobre las 9 y media de la mañana, y los niños y las niñas, así como el grupo de jóvenes, cerca de 40 en total, fueron acompañados por las técnicas del Proyecto Convive y los monitores de la actividad. El autobús ya era una fiesta de canciones y dejaba ver el buen ánimo con el que se disfrutan las excursiones.
A la llegada a Mazarrón nos esperaba el coordinador de la empresa de ocio y tiempo libre responsable de la actividad que nos indicó donde iba a ser el punto de encuentro, en el mismo paseo de la Playa del Rihuete, escogida como espacio idóneo para la primera parte de las actividades de esa jornada.
Después de un almuerzo ligero, se comenzó con la organización de los juegos en la arena, y posteriormente los de mar. Futbol playa, vóley playa, castillos en la arena, polis-cacos playeros; y ya en el agua, juegos varios; además aprovechando la limpieza del mar y la presencia de peces, contaron con enormes lupas submarinas, para poder, allí mismo en la orilla, observar son entusiasmo el fondo marino. Siempre con la vigilancia y salvaguardia de técnicas del Proyecto ConVive y monitorxs de la empresa.
A la hora convenida retornamos al punto de encuentro, aseados y con las toallas respectivas, y protegidos del sol con gorras y cremas protectoras, y bajo unas lonas dispuestas para la ocasión, pudimos recuperar fuerzas con la comida de picnic preparada para cada una de las personas participantes.
Una vez en el lugar indicado y con las indicaciones de rigor y seguridad precisas, nos encaminamos hacia la playa donde estaban las canoas, las tablas y los remos. No había mucho tiempo que perder así que con los chalecos salvavidas bien puestos y todas las ganas del mundo, niñas, niños y jóvenes, remos en mano, se lanzaron al abordaje de tablas de surf, para el paddle-surf, y piraguas de plástico de cuatro plazas, para, con la supervisión en todo momento de monitores y técnicas, iniciarse y divertirse entrenando sus habilidades de equilibrio, fuerza, coordinación y cuidado; en resumen, lo que se requiere para que navegar en equipo se convierta en un juego.
El tiempo pasó volando, y a la señal del coordinador de la actividad, se salió del agua y se procedió al aseo, a cambiarse de ropa y retornar al punto de encuentro donde nos esperaba el autobús. Después de pasar lista y con todas las personas relajadas a bordo, volvimos a Cartagena sin contratiempo, y puntuales para la recogida y destino a sus respectivos hogares. Una jornada de mar y deporte divertida, y muy gratificante, para las y los participantes.