El Pacto sobre Asilo y Migración pone en peligro un procedimiento de asilo en frontera eficaz y lo vincula peligrosamente a los procedimientos de expulsión del territorio.
La UE no establece un sistema de cuotas, sino que basa la reubicación en la mera voluntad de los Estados miembros.
El fortalecimiento del Sistema Europeo Común de Asilo debe ir ligado a la protección de personas solicitantes de asilo y refugiadas, y no a reforzar la Europa fortaleza.
No se puede hablar de solidaridad y corresponsabilidad cuando se trata de retornos forzados. El Pacto habilita a los Estados miembros para expulsar a migrantes, aunque la orden de retorno haya sido dictada por otro Estado de la UE.
Además....
El pacto se olvida de las políticas de integración de las personas migrantes en Europa, dejando este ámbito en manos de los Estados.
Sin una apuesta europea por la integración y la convivencia el racismo y la xenofobia, el discurso del odio y la discriminación seguirán extendiéndose por Europa.
Si la política migratoria europea se concentra en el control de fronteras y el retorno, olvidando el refuerzo de las políticas de integración, otras fronteras interiores se irán extendiendo en nuestras ciudades, construyendo muros entre la población autóctona y la inmigrante.