La merienda, que incluía té y postres típicos de Marruecos, estuvo organizada por las propias familias de los niños y niñas participantes en el programa.
Después de un largo día de trabajo, los alumnos y alumnas pudieron disfrutar de un espacio de convivencia junto a técnicos, personal voluntario y familiares.
Con este espacio, se pretende dar visibilidad al trabajo diario y el buen clima existente entre todas las personas que partícipes del programa.