Fundación Cepaim condena los graves incidentes que están ocurriendo estos últimos días en la frontera griego-turca. Las duras imágenes de fuerzas de orden público disparando balas de goma a personas indefensas que huyen de un conflicto, o embistiendo embarcaciones son incompatibles con los valores que han permitido la configuración del proyecto común europeo y por tanto ningún gobierno puede pretender defender esta conducta apelando a ellos.
Grecia parece olvidar algo tan básico como que todos los seres humanos nacemos iguales en derechos y dignidad, como reza el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, derechos que son universales, inalienables, interdependientes e indivisibles, y por tanto ningún Estado puede limitar, impedir o suspender el ejercicio de un derecho humano como es el derecho a buscar asilo y a disfrutar de él en cualquier país.
Ni las personas, ni los derechos humanos pueden ser, ni servir, como moneda de cambio en un conflicto como el que, desde hace ya demasiado tiempo, está asolando Siria. Ni la Unión Europea, ni sus Estados miembros, pueden fiar su política migratoria al blindaje de fronteras, no solo porque es una política tan equivocada, como cortoplacista; sino porque están en juego los valores que cimientan los orígenes de la Unión Europea, como un espacio solidario y acogedor, respetuoso con la protección de los derechos humanos y del asilo de las personas que huyen de algún conflicto. Esa es nuestra forma de ser, nuestro verdadero modo de vida y nuestros valores, no pudiendo renunciar a ellos para construir muros cada vez más altos en nombre de ese “way of life”, ya que a la vez estamos socavando el espacio de valores y libertades que debe ser la Unión Europea.
Esta represión, no condenada por la UE, está creando un caldo de cultivo propicio para el surgimiento de grupos violentos, que amenazan y persiguen, no sólo a las personas migrantes y refugiadas, sino también al personal de las organizaciones no gubernamentales desplegadas sobre el terreno y los profesionales del periodismo que cubren los hechos. Estas agresiones son intolerables y deben ser condenadas tanto por la Unión Europea, como por Grecia, adoptando todas las medidas necesarias para impedir que se produzcan.
Europa no puede permitir que la xenofobia y el racismo encuentren un campo abonado en nuestra sociedad como consecuencia de excesos de fuerza y criminalización de personas que huyen de un conflicto, encontrándose en una situación de absoluta vulnerabilidad e indefensión.
De igual modo, son muy preocupantes las noticias que llegan sobre la imposición de penas de prisión a algunas de las personas que han conseguido entrar ilegalmente en territorio griego, así como por el uso de un lenguaje cuasi bélico que utilizan algunas autoridades al hablar de defensa de fronteras o escudo protector, ya que éste traslada la culpabilidad y presenta como amenaza a lo que son las verdaderas víctimas de la situación, las personas que huyendo de conflictos bélicos, solo piden acogida, refugio y calor humano.
Por ello, desde Fundación Cepaim exigimos a la Unión Europea la condena de estos hechos, la defensa de los derechos humanos, una política común de asilo y migración que garantice vías seguras y legales de entrada al territorio de la Unión Europea y una apuesta por la convivencia intercultural.
Fundación Cepaim