Cuando los niños y niñas acabaron el refuerzo educativo se creó un espacio de ocio educativo donde se pudieron escuchar historias de miedo, creando cada uno su propia mascara terrorífica. Tras esto los menores se pusieron a merendar y a comer alguna que otra chuchería.
Los niños y niñas pudieron disfrutar de una tarde diferentes animados por una actividad de ocio facilitando así nuevos vínculos de amistad por el poco tiempo que el programa lleva en funcionamiento durante este curso.
Los técnicos del programa queremos agradecer a los menores su participación ya que alcanzamos el objetivo de una mayor integración grupal y disfrute de la festividad.